Ayer, escuchando La Rosa de los Vientos, en su emotivo y particular homenaje a Juan Antonio Cebrián, uno de los mejores divulgadores que ha disfrutado la radio y hoy, camino a la universidad, escuchando su último programa, no podía evitar que mis ojos se humedecieran continuamente.
Recurriendo a manidos tópicos, las palabras quedan cortas. Es complicado expresar y racionalizar los lazos emocionales que establecemos con personas con la que siquiera hemos cruzado una mirada. Es difícil explicar cómo se siente la pérdida de alguien que te es tan cercano pero que a la vez es tan lejano.
No obstante, no debería ser tan incomprensible el vacío que se puede llegar a sentir cuando sabes que no volverás a escuchar a alguien que te ha acompañado durante 7 años de tu vida (pronto se dice), durante largo tiempo casi cada noche, y que se marchó sin avisar. Que satisfizo tu curiosidad hasta límites insospechados, que te enseñó una manera diferentes de contar historias, que llenó noches de silencios con épicos momentos, que al fin y al cabo, hacía que disfrutara la radio y su compañía.
No recibirá honores de héroe, no saldrán miles a la calle, no nos martillearán con sus imágenes ni con su voz durante semanas, no nos recordarán a diario lo trágico de su muerte a cada minuto, lo injusta que es la vida por dejar a un niño pequeño sin el increíble talento divulgador de su padre. No ocurrirá nada de eso, porque Cebrián nunca ha sido una estrella mediática. No lo ha sido a pesar de ser director del programa de radio en español más descargado de la red.
Sin embargo, su programa de culto, junto con su voz, permanecerá en cientos de repositorios durante mucho tiempo. El cariño de su gente, los rosaventeros y demás enamorados de su voz no se perderá en el olvido. A pesar de que la injusta Parca intentase, en una sóla tarde, en un sólo momento, romper esos lazos.
Enlace de despedida:
http://www.juanantoniocebrian.com/doc/noticias/default.asp?id=93
Recurriendo a manidos tópicos, las palabras quedan cortas. Es complicado expresar y racionalizar los lazos emocionales que establecemos con personas con la que siquiera hemos cruzado una mirada. Es difícil explicar cómo se siente la pérdida de alguien que te es tan cercano pero que a la vez es tan lejano.
No obstante, no debería ser tan incomprensible el vacío que se puede llegar a sentir cuando sabes que no volverás a escuchar a alguien que te ha acompañado durante 7 años de tu vida (pronto se dice), durante largo tiempo casi cada noche, y que se marchó sin avisar. Que satisfizo tu curiosidad hasta límites insospechados, que te enseñó una manera diferentes de contar historias, que llenó noches de silencios con épicos momentos, que al fin y al cabo, hacía que disfrutara la radio y su compañía.
No recibirá honores de héroe, no saldrán miles a la calle, no nos martillearán con sus imágenes ni con su voz durante semanas, no nos recordarán a diario lo trágico de su muerte a cada minuto, lo injusta que es la vida por dejar a un niño pequeño sin el increíble talento divulgador de su padre. No ocurrirá nada de eso, porque Cebrián nunca ha sido una estrella mediática. No lo ha sido a pesar de ser director del programa de radio en español más descargado de la red.
Sin embargo, su programa de culto, junto con su voz, permanecerá en cientos de repositorios durante mucho tiempo. El cariño de su gente, los rosaventeros y demás enamorados de su voz no se perderá en el olvido. A pesar de que la injusta Parca intentase, en una sóla tarde, en un sólo momento, romper esos lazos.
Enlace de despedida:
http://www.juanantoniocebrian.com/doc/noticias/default.asp?id=93
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