Por muchos es conocido el criminal régimen de permanencia que estableció allá por su fundación la Universidad Carlos III de Madrid. No bastaba sólo con que el grueso del cuerpo docente estuviera adiestrado para hacer escabechinas entre los confiados universitarios (mención a TDS y TDI aparte), sino que además desde la implacable dirección del amadísimo padre constitucional Gregorio Peces Barba, se buscaba la excelencia a través de requisitos de superación de asignaturas propias de alguna mente creativa al más puro estilo SAW.
Muchos -entre otros, el que escribe- fueron víctimas de la barrabasada de turno. Aunque maldiciendo, como buenos seguidores del Gran Hermano, asumieron que era el precio a pagar por 'la pública diferencia'.
Las cosas más divertidas, siempre hablando de ingenierías, consistían en:
- La feliz idea de obligarte a terminar el 70% del 1er curso como máximo en dos años. Si no cumplías, a la calle. Pero si no eras capaz de hacerlo el 1er año, además, tampoco te permitían matricularte de una sola asignatura de 2º curso. Con esto, se acababa el famoso '3º factorial'. Esas chorradas no tenían cabida en la excelsa universidad progresista.
- Hacerte correr las convocatorias por incomparecencia - gran broma esta -, con un límite de 6 (4 para el resto de mortales -no ingenieros- bajo el yugo de la Carlos III)
Estas eran dos de las más destacadas entre un sinfín de cabronadas con el único objetivo de reventar tu sistema nervioso. Pero tragabas. Al fin y al cabo, eras parte de un sistema engrasado en perfección. Y en sangre universitaria. ¿La solución de casi todo hijo de vecino? Matrícula interna, a tirar de convalidaciones y a intentar un segundo asalto. ¡Qué remedio!
Pues bien, muchas de esas cosas se han acabado. Con el objetivo de implantar los nuevos títulos de Grado lo antes posible, las exigencias se han rebajado. Además de la sospecha de que los flamantes nuevos graduados saldrán en los 4 años de rigor, se ha añadido la supresión de la primera gran criba: ya no será necesaria la superación de ese tanto por ciento (por el que un servidor fue caído en combate en el primer intento) ni para la permanencia ni para la matrícula de cursos posteriores. ¿Objetivo? Acelerar la implantación en detrimento de los miles de damnificados durante los primeros 15 años de vida de la UC3M.
El caso es que en esto se juegan mucho dinero... ¿qué mejor que ser la primera universidad que oferta los nuevos títulos para acaparar la gran mayoría de las nuevas matrículas? Si esas nuevas hornadas no llegan en los 4 años previstos al 4º curso ¿a quién darían clase? Conclusión: los recién llegados recibirán todo tipo de beneficios para cubrir lo antes posible los 4 cursos previstos en los nuevos títulos. ¿Damnificados? Todos los pobres diablos que fuimos machacados con anteriores criterios, entre otros.
Ahora bien en medio de tanto dulce para los nuevos: pobre del que no vaya al ritmo marcado y no pase ni con la ayuda prestada. Porque cuando adiestras a un perro para matar, no olvida el dulce sabor de la sangre tan facilmente ...
Muchos -entre otros, el que escribe- fueron víctimas de la barrabasada de turno. Aunque maldiciendo, como buenos seguidores del Gran Hermano, asumieron que era el precio a pagar por 'la pública diferencia'.
Las cosas más divertidas, siempre hablando de ingenierías, consistían en:
- La feliz idea de obligarte a terminar el 70% del 1er curso como máximo en dos años. Si no cumplías, a la calle. Pero si no eras capaz de hacerlo el 1er año, además, tampoco te permitían matricularte de una sola asignatura de 2º curso. Con esto, se acababa el famoso '3º factorial'. Esas chorradas no tenían cabida en la excelsa universidad progresista.
- Hacerte correr las convocatorias por incomparecencia - gran broma esta -, con un límite de 6 (4 para el resto de mortales -no ingenieros- bajo el yugo de la Carlos III)
Estas eran dos de las más destacadas entre un sinfín de cabronadas con el único objetivo de reventar tu sistema nervioso. Pero tragabas. Al fin y al cabo, eras parte de un sistema engrasado en perfección. Y en sangre universitaria. ¿La solución de casi todo hijo de vecino? Matrícula interna, a tirar de convalidaciones y a intentar un segundo asalto. ¡Qué remedio!
Pues bien, muchas de esas cosas se han acabado. Con el objetivo de implantar los nuevos títulos de Grado lo antes posible, las exigencias se han rebajado. Además de la sospecha de que los flamantes nuevos graduados saldrán en los 4 años de rigor, se ha añadido la supresión de la primera gran criba: ya no será necesaria la superación de ese tanto por ciento (por el que un servidor fue caído en combate en el primer intento) ni para la permanencia ni para la matrícula de cursos posteriores. ¿Objetivo? Acelerar la implantación en detrimento de los miles de damnificados durante los primeros 15 años de vida de la UC3M.
El caso es que en esto se juegan mucho dinero... ¿qué mejor que ser la primera universidad que oferta los nuevos títulos para acaparar la gran mayoría de las nuevas matrículas? Si esas nuevas hornadas no llegan en los 4 años previstos al 4º curso ¿a quién darían clase? Conclusión: los recién llegados recibirán todo tipo de beneficios para cubrir lo antes posible los 4 cursos previstos en los nuevos títulos. ¿Damnificados? Todos los pobres diablos que fuimos machacados con anteriores criterios, entre otros.
Ahora bien en medio de tanto dulce para los nuevos: pobre del que no vaya al ritmo marcado y no pase ni con la ayuda prestada. Porque cuando adiestras a un perro para matar, no olvida el dulce sabor de la sangre tan facilmente ...
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