Pues sí, tras años de media batalla -y digo media porque a pesar de mis reticencias utilizo un móvil desde hace bastante tiempo- he pagado por primera vez por un teléfono. Regalos, préstamos a fondo perdido y deshechos -en buen y agradecido tono lo digo- de amigos han ido alimentando mi conectividad hasta hace sólo 4 días.
Las abusivas tarifas de prepago, mi mayor consumo y lo moribundo de mi anterior terminal me han empujado a ceder en una de mis mayores cabezonerías hasta ahora, que era dejarme el menor dinero posible en un terminal, y para colmo hacerme un contrato. ¿Qué pasó por mi cabeza para ir en contra de mis más profundos convencimientos? Principalmente el factor 'total'.
Ese que dice:
Las abusivas tarifas de prepago, mi mayor consumo y lo moribundo de mi anterior terminal me han empujado a ceder en una de mis mayores cabezonerías hasta ahora, que era dejarme el menor dinero posible en un terminal, y para colmo hacerme un contrato. ¿Qué pasó por mi cabeza para ir en contra de mis más profundos convencimientos? Principalmente el factor 'total'.
Ese que dice:
-"Ya total si vas a comprarte un teléfono nuevo, que sea bonito y te guste"
-"Ya total, si vas a 'pillarte' un teléfono nuevo, que sea bueno y te dure"
-"Ya total, por 20€ más, ¿qué más te da 10 que 30?"
Lo que son las cosas. Así que orgulloso de lo chic de mi nuevo teléfono, y deseando quitarle el plástico protector lo antes posible (rollos de garantía in situ), os dejo con una imagen que seguro que muchos de los 'Nokia-fan' disfrutan. Una completa línea de tiempo de los terminales Nokia. Por cierto... ¿sabíais que Nokia se fundó como fábrica de pulpa de madera? ¿Qué fabricó hasta zapatos?
A todo esto... mi nuevo teléfono es un Samsung L760. ¡Uno de mis pocos caprichos!
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